A la información divulgada por la URSEA, relativo a la “Paridad de Precios de Importación (PPI)”  de productos derivados del petróleo (Gasolinas, Gas Oil, Queroseno, Fuel Oil, Supergás y Gas propano) en el que asegura que en octubre el precio del gasoil en el surtidor estaba prácticamente alineado con el que resultaría en caso de existir la libre importación de combustibles, se le suma hoy la noticia de una nueva caída del barril Brent que llegó a un piso de 50 dólares.

Esta realidad mundial, constatada a partir de una fuerte recesión en los mercados que actúan con cautela y/o enfocan sus inversiones a otros rubros más seguros como el oro, está impactando en el petróleo, cuya caída en el último trimestre fue de casi un 40 por ciento.

LA ESPADA DE DAMÓCLES: EL IMESI

La caída estrepitosa del barril Brent (referencia para ANCAP) hasta los 50 dólares, con anuncios de seguir su baja, y tomando la cotización de cierre del tipo de cambio de ayer martes 25 de diciembre ($ 32.25) de desfasó con el valor real para ANCAP, que es hoy de $ 1.628 pesos el barril, lo que representa casi un 30 por ciento por debajo de su paramétrica vigente de $ 2.287, con un barril calculado a U$S 75 y un dólar a $ 30.5.

El gran interrogante que nos hacemos es si el próximo 1ro. de enero el precio del combustible bajará, subirá o aún se mantendrá en sus niveles de precio actuales.

Más allá de la paramétrica que pueda hacer ANCAP tomando en consideración todos los elementos antes narrados (precio del petróleo, valor del dólar, costos de refinación, etc.) el combustible tiene hoy una “espada de Damócles” que no controla el Ente petrolero: el IMESI (Impuesto Específico Interno), y que representa casi un 45 por ciento del precio al público del combustible.

Este impuesto (el de mayor peso en el costo del litro de combustible) es fijado por el Poder Ejecutivo en base a sus proyecciones económicas y lo que aspira recaudar en el año fiscal 2019 por este concepto.

IMPORTAR: UN 13 POR CIENTO MENOS QUE REFINAR

Por otra parte, la Unidad Reguladora de los Servicios de Agua (URSEA)  había informado en su web que mientras en octubre el precio del gas-oil refinado por ANCAP era de $ 40,40 por litro, el precio de paridad de importación (para octubre) era de $ 40,10, con una diferencia que no llega al 1por ciento a favor de importar.

La baja del barril de petróleo constatada a partir de noviembre, que no ha parado desde entonces (como ejemplo la semana pasada cerró cayendo un 10,7 por ciento, y situándose hoy con una nueva baja del 6 lo que lo ubica en los U$S 50.40 por barril), hizo que la brecha entre refinar e importar se desfasara, pero esta vez con una diferencia del 13 a favor de importar el combustible ya refinado.

EJERCICIO TEÓRICO

Según los datos publicados la semana pasada por la URSEA, si se importara gasoil, el conductor pagaría en la estación $ 37,20 por litro, contra los $ 40,40 que cuesta el gas oil.

En su informe PPI la URSEA aclara que “la determinación de los PPI en Uruguay, es un ejercicio teórico que consiste en calcular el precio en el mercado local, de productos terminados de similar calidad a la de los producidos por ANCAP, en la hipótesis de que los mismos puedan ser importados libremente. Los mismos pueden ser considerados como precios de referencia, que intentan reflejar la actividad de un importador y los costos de eficiencia teórica que eventualmente se tendrían que asumir en el caso de que la Ley permitiera la importación (de los derivados y de los biocombustibles”.

Para el caso de las naftas, el ejercicio teórico de importar, arrojaría que para el caso de  la nafta Premium 97 SP, el consumidor habría pagado en noviembre 15,4 por ciento menos que lo que abonó en surtidor ($ 48,20 por litro frente a $ 57), mientras que si el ejercicio tomara la Super 95 SP, la diferencia a favor de la importación alcanzaría al 15,6 a un costo de $ 46,40,  frente a los $ 55 que hoy cuesta al pie del surtidor.